18/8/11

Tema (2)







EL TEATRO LATINOAMERICANO ANTE UN MUNDO GLOBALIZADO: ALGUNOS EJEMPLOS CONCRETOS

Por Laurietz Seda [1] 

University of Connecticut

En este ensayo se  presentan algunas reflexiones sobre los modos en que los dramaturgos mexicanos Sabina Berman y Víctor Hugo Rascón Banda, y los puertorriqueños Teresa Marichal, Abniel Marat y Roberto Ramos-Perea se acercan al tema de la globalización.  A mi parecer, mientras que  los dos teatristas mexicanos seleccionados responden a la globalización de manera explícita y directa, criticando sus efectos, interpretándola y definiéndola,   los puertorriqueños dialogan con ella de manera indirecta tomando en consideración las problemáticas sociales que aparecen  como consecuencia de los procesos de la globalización.  Debido a las limitaciones de espacio es imposible estudiar con detalle las complejidades de cada obra que se presenta en este ensayo, por lo cual sólo se examinará cómo estos autores interpretan y responden a algunos acontecimientos culturales, sociales y políticos que se manifiestan a raíz de la globalización.[2] 

A  pesar  de que  hasta este momento ya se han publicado más de quinientos libros  relacionados con  el  tema de la globalización,  este concepto ha demostrado ser difícil  de definir.  Sin embargo, las innumerables discusiones y debates que se dan en el presente constituyen un fuerte indicio de que existe lo que podría llamarse una “conciencia de la globalización” (Mato, Procesos culturales  11).   Así  lo demuestra  la siguiente definición que ha estado circulando en el internet:

¿Qué es la globalización?
El mejor ejemplo lo tenemos en el caso de la princesa Diana: Una princesa británica con un novio egipcio, que usa un celular sueco, que choca en un túnel francés en un auto alemán con motor holandés manejado por un conductor belga que estaba curado con whisky escocés.  A ellos les seguía de cerca un paparazzi italiano en una motocicleta japonesa que tomaba fotos con una cámara taiwanesa para una revista española.  Ella fue intervenida por un médico ruso y un asistente filipino que utilizaron medicinas brasileñas... Este artículo fue traducido del inglés por un colombiano.  Y ahora lo está leyendo un puertorriqueño que no tiene nada que hacer, en una máquina gringa o de quién sabe de dónde, ya que las piezas son de...sepa su madre...¿Qué tal? ¿Está claro qué es la globalización?  (Mensaje anónimo)

Es obvio que el/la autor/a anónimo/a presenta una cierta preocupación por entender y definir de un modo simplista, aunque jocoso y que apele a las masas, el fenómeno de la globalización.  Su observación, sin embargo, no está muy lejos del siguiente ejemplo que emplea el investigador y crítico Néstor García Canclini en su libro Consumidores y ciudadanos:

...compramos un coche Ford montado en España, con vidrios hechos en Canadá, carburador italiano, radiador austríaco, cilindros y baterías ingleses y el eje de transmisión francés.  Enciendo mi televisor fabricado en Japón y lo que veo es un film-mundo, producido en Hollywood, dirigido por un cineasta polaco con asistentes franceses, actores y actrices de diez nacionalidades, y escenas filmadas en los cuatro países que pusieron financiamientos para hacerlos. (16-17)

Ambas explicaciones sugieren que la globalización permite que aquellos que tienen acceso a la tecnología vivan en un mismo mundo en el cual se pueden compartir conocimientos y bienes de una forma acelerada y simultánea.  Este intercambio acelerado de información ha estimulado profundas transformaciones en el modo de interpretar el mundo.
     Sin embargo, aún persiste la idea de que la globalización va a homogeneizarnos, existen discrepancias en cuanto a una definición concreta del término y los investigadores no han logrado ponerse de acuerdo con respecto al momento histórico en que comenzó la globalización.[3]  Por ejemplo, algunos estudiosos señalan que la globalización no es un hecho nuevo sino un fenómeno que adquiere ahora dimensiones distintas y más complejas que en el pasado,[4]  y otros establecen una diferencia en cuanto a la internacionalización, la transnacionalización y la globalización. [5]  Lo que sí se puede afirmar es: 1) que en el presente existen distintos modos de interpretar la globalización, 2) que ésta influye en nuestro diario vivir no sólo a escala local, sino a escala  nacional e internacional, 3) que el mundo en que vivimos hoy es muy distinto al de nuestros antepasados, que  la alta tecnología, los sofisticados sistemas de comunicación, información y transportación, y los servicios distribuidos en todo el planeta permiten que los bienes materiales se desterritorialecen y que “las fronteras geográficas se vuelvan porosas y las aduanas a menudo se tornen inoperantes” (García Canclini, Consumidores y ciudadanos 45), 4) que  cambios importantes están surgiendo a nivel económico, político, social y cultural, 5) que las formas tradicionales de pensar la familia, el matrimonio, la sexualidad, la identidad y la nación, entre otras cosas, han sufrido una metamorfosis bajo los cuestionamientos de las definiciones limitantes y categóricas, y 6) que la globalización no es únicamente un fenómeno económico sino un “proceso que denota las formas en que fuerzas económicas, políticas y culturales globales están transformando radicalmente el planeta en un mundo transnacional”  (Pabón 360-361).[6]  La globalización es por lo tanto, una serie compleja de procesos que en lugar de homogeneizarnos estimula a repensar desde ángulos nuevos y quizás mas abarcadores, no sólo las identidades sino nuestro lugar en el universo. 
Como es sabido la globalización formulada con base al paradigma del neoliberalismo  ha causado muchos problemas  económicos, especialmente en los países subdesarrollados.  No obstante,  la globalización en su dimesión cultural, social y política ha provisto nuevos espacios de gestación y rearticulacion de identidades locales y globales. Como afirma Carlos Pabón: “la globalización no implica, como supone el nacionalismo fundamentalista, la desaparición de lo ‘nacional.’  Lo que sí sugiere es la disolución de la pretención de homogeneidad cultural ligada históricamente a la nación moderna, y la expansión desigual y segmentada de culturas híbridas.  La hibridación cultural no es un fenómeno marginal, sino el terreno mismo en el que las identidades contemporáneas se construyen” (370-371). Por lo tanto, la globalización resulta amenazante para aquellos que pretenden definir las identidades de manera homogénea en virtud de un nacionalismo nostálgico, pero por otro lado, representa nuevas demandas para articular los modos de pensar las  identidades de la nación (políticas, sociales y  personales). De acuerdo a mis investigaciones, puedo afirmar que algunos dramaturgos latinoamericanos como Marco Antonio de la Parra (Chile), Sabina Berman (México), Víctor Hugo Rascón Banda (México), Hugo Salcedo (México), Luis Mario Moncada (México), Luis Eduardo Reyes (México), Joel Cano (Cuba), Gustavo Ott (Venezuela), Roberto Ramos-Perea (Puerto Rico), Carlos Canales (Puerto Rico), Teresa Marichal (Puerto Rico), Daniel Veronese (Argentina), Mario Cura (Argentina) y Mauricio Kartun (Argentina), entre otros, responden, cuestionan  y dialogan con los signos locales y globales para establecer un debate con respecto a las categorizaciones estáticas de las identidades nacionales.
     A continuación se exponen varios ejemplos, que por restricciones de espacio han tenido que ser reducidos a dos países: México y Puerto Rico.  Se han escogido estos países porque ambos presentan dos modos distintos de enfrentarse a los procesos de la globalización y porque los dos  mantienen  relaciones económicas estrechas con Estados Unidos, lo que ha llevado a muchos estudiosos a señalar que Puerto Rico y México han sufrido o han sido víctimas del denominado imperialismo cultural.   No obstante,  los defensores que proponen que el imperialismo cultural y la globalización tienen como agenda la homogeneización del mundo no toman en consideración: 1) las distintas etnias en cada país, 2) que Estados Unidos es una nación heterogénea, 3) que las migraciones y las diásporas complican el ideal de unidad nacional y que con ellas surge el concepto de vivir en los bordes o entre culturas, y 4) que la tecnología facilita el intercambio de ideas, información y conocimientos de un país a otro creando nuevos estilos de vida.  
La tendencia a equiparar la globalización con la americanización y el imperialismo cultural se convierte en un discurso nacional nostálgico que aboga paradógicamente por la homogeneidad cultural de la nación.  Por ejemplo,Víctor Hugo Rascón Banda en su obra La Malinche (estrenada en 1998)[7]  equipara la  globalización a la americanización[8] revelando  una visión neo-nacionalista cuando presenta la influencia estadounidense como una plaga que ha contagiado a  México.  Las escenas XXIV (“Las siete plagas”) y XXXVI (“Las nuevas plagas”) muestran los resultados de lo que el dramaturgo interpreta como la americanización del país: El día de los muertos ha sido sustituido por Halloween, los tianguis por el mall, la UNAM por las universidades estadounidenses y los tacos por las hamburguesas.  La percepción que presenta Rascón Banda sobre la globalización como sinónimo de americanización y, la visión de México como una nación conquistada por la cultura estadounidense, irónicamente parece obviar :1) y desetimar la capacidad de toma decisiones o de resistencia de los mexicanos , 2)la diversa composición de etnias y grupos indígenas que conviven en México y 3) que la nación estadounidense tampoco es homogénea ni está exenta de conflictos internos (lo que complica cualquier intento de homogeneización o dominación absoluta y unilateral). 
Es importante explicar, sin embargo, que el hecho de que Martín Cortés, el hijo de Malinche y Hernán Cortés,  se retrate en la obra como un “yuppie” que rechaza y desconoce a su madre, establece un comentario sobre las clases medias y altas en cuanto a su acceso a los bienes culturales estadounidenses.  Como señala Sandra Messinger Cypess en su estudio sobre la Malinche en la literatura, esta mujer: “viene a significar al que traiciona las metas nacionales, aquel que se ajusta a ese paradigma es clasificado como malinchista, el individuo que se vende al extranjero, aquél que devalúa la identidad nacional en favor de los  beneficios importados”(7).[9]  De este modo, puede afirmarse que la obra parece apuntar a la idea de que son las clases más privilegiadas las que intentan imitar el llamado “american way of life” conviertiéndose éstos en los traidores (los malinchistas) de la cultura mexicana.
La escena XXXIII titulada “Nuevo cuerpo, nueva piel” es un claro ejemplo de este deseo de imitar el “american way of life.”  La Malinche funciona aquí como metáfora de las clases privilegiadas (especialmente urbanas) que tienen acceso a los bienes materiales y culturales estadounidenses y que aspiran a alcanzar niveles de vida similares a los de Estados Unidos: “Unéte a la gente que tuvo la fortuna de conocer el secreto de nuestro producto” (La Malinche 132), dice una de las modelos rubias y esbeltas de la televisión.  Mientras otras exclaman:
“¡Sé delgada!” “¡Sé blanca!”  (La Malinche 133 ).  Ahora ya no se trata solamente de vender y comprar la imagen de la mujer esbelta, sino que también se presenta  el deseo de blanquear la piel, de eliminar todo rastro indígena o mestizo: “Nueva piel, nuevo cuerpo, nueva vida” (La Malinche 133).   En esta escena se lleva a cabo una crítica contundente a este sector social privilegiado que en busca de prestigio (social o político) prefiere darle la espalda a su herencia indígena.   Así Rascón Banda establece un comentario crítico hacia el racismo prevaleciente en el México contemporáneo y se sugiere que  Estados Unidos no es la única amenaza para México, sino que las clases privilegiadas y las elites burocráticas del gobierno[10] también son nocivos para el país porque son ellas las que generalmente promenten un futuro de bienestar para la nación.
     En ocasiones, la obra de Rascón Banda intenta rescatar a la Malinche de la acepción implícita de traidora que se le ha conferido a  su nombre otorgándole una función más positiva, mostrando que esta mujer utilizó su inteligencia y su creatividad para conciliar dos mundos totalmente distintos y para sobrevivir entre dos mundos que amenazaban su existencia.  No obstante, cuando se plantea la fuerte crítica a la influencia cultural, económica y política de Estados Unidos en la vida del mexicano contemporáneo, aparece implícitamente la acepción malinchista en términos negativos.  Por ejemplo, en una entrevista con la Agencia EFE, Rascón Banda “[r]econoció que la obra constituye una fuerte crítica a los propios mexicanos que están perdiendo su carácter para convertirse en una ‘aldea global asociada permanentemente a la economía de Estados Unidos’” (1).  Rascón Banda retrata en esta obra una nación mexicana amenazada por la globalización (entendida por él como americanización).  Pero la globalización no puede ser entendida meramente en términos económicos, sino que ésta, como ya he apuntado, es producto de una serie de procesos políticos, tecnológicos, culturales, sociales y económicos que tienen una relación directa con la aceleración del tiempo y el achicamiento del espacio.
     En mi opinión La Malinche fluctúa entre el afán del dramaturgo de rescatar la figura de Malinche y su deseo de articular una crítica a la influencia estadounidense en México.  Sin embargo,  estos dos empeños entran en conflicto y resultan difíciles de conciliar puesto que con la crítica a la americanización el dramaturgo continúa atribuyendo y utilizando el calificativo negativo de traidora presente en la palabra malinchista.  Por un lado, Ráscón Banda entiende los procesos de la globalización como procesos de asimilación, pero por otro, también demuestra que los actores sociales (en este caso los políticos mexicanos y las  clases privilegiadas) también constituyen una amenaza para México puesto que ellos son los que por lo general tienen poder para determinar el destino del país.  
      Sabina Berman también establece una fuerte crítica al impacto de los procesos de la globalización económica en México.  La dramaturga argumenta que:

Suena muy bien cuando decimos que la globalización significa un mercado mundial gobernado únicamente por las leyes de libre competencia.  En la práctica, desde el punto de vista del cineasta o del dramaturgo latinoamericano, y dadas las enormes desigualdades económicas entre nuestros países y el “Primer Mundo,” la globalización es un eufemismo bajo el que se esconde un imperialismo despiadado. (“El eufemismo” 2)

Su más reciente obra titulada eXtras (2002), la cual resulta ser una adaptación de Stones in His Pockets de la irlandesa Mary Jones, es un claro ejemplo de esta afirmación.[11]  Berman ha señalado que “durante la adaptación encontró que las condiciones geopolíticas de Irlanda y México son muy similares.  Ambas naciones tienen la tentación de participar activamente en la globalización, con la particularidad de que los dos países son receptores de la misma y no exportadores de sus productos” (Laborie 1).
       eXtras presenta la historia de dos extras mexicanos, José y Charlie, que trabajan en la filmación de The Quiet Valley, una película de Hollywood localizada en México con actores estadounidenses que representan a los individuos locales.  La dramaturga mexicana  no hace cambios radicals en su adaptación, pero  el contexto de México y de las relaciones de este país con  Estados Unidos permiten que la obra tome un giro politico explícito al mostrase los efectos de las  practices económicas del Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos.[12]  Por ejemplo, Charlie, uno de los extras, tuvo que cerrar su tienda de videos con la llegada de uno de los establecimientos de la cadena Blockbusters.[13]   El personaje se queja de que las personas de su pueblo dejaron de visitar su tienda porque preferían  la diversidad de videos que les obrecía Blockbusters.  Estos comentarios se encuentran al inicio de la pieza por lo cual se establece que en eXtras se van a tratar los temas relacionados con una globalización neoliberal.[14] 
     La crítica dela obra va dirigida mayormente a industria cinematográfica de Hollywood, la cual puede equipararse a las maquiladoras --“plantas de montaje establecidas por corporaciones transnacionales de diversas ramas”-- (Mato 153).  Los extras  mexicanos son explotados por los productores de la película, quienes pagan un sueldo muy bajo y maltratan a estos actores.  Como señala José, uno de los extras, “ vienen aquí, y nos usan, usan el lugar y se largan y no piensan en lo que dejan atrás” (43).   No obstante, es esa situación laboral lo que estimula a José y a Charlie a buscar un futuro mejor, escribiendo y produciendo ellos mismos su propia película.  El final de eXtras es abierto, puesto que no se sabe si José y Charlie lograrán su sueño de dirigir su película o si seguirán atrapados en la maquiladora cinematográfica de Hollywood.
En este punto, es necesario examinar los argumentos de Daniel Mato en cuanto a la función de las maquiladoras en el contexto de la globalización.   Dicho investigador ha afirmado que éstas:

 (…) alteran los modos de organización de la vida familiar y también las relaciones de poder en el seno de las familias (estos cambios son significativos, independientemente de si uno los considera positivos para las relaciones intergenéricas o intergeneracionales).  También cambian las pautas de consumo de estos trabajadores, el tiempo disponible para alimentarse, los alimentos que pueden prepararse o tomarse en ese tiempo, la disponibilidad de efectivo para hacer compras, el tipo de ropa que necesitan o desean usar, los productos de las industrias del entretenimiento por los cuales se interesan, etc. (154)

Tomando en consideración esta aseveración puede señalarse que los actores sociales (por ejemplo, la concepción genérica “ Hollywood”) dejan de ser invisibles puesto que la decisión de estos actores de invertir en maquiladoras (o de producir la película The Quiet Valley en el caso de eXtras) no se subordina únicamente a los componentes económicos sino que  también depende de factores políticos y culturales de los países y sus habitantes. En otras palabras, la decisión de inversión no la toman solamente los inversionistas y los aspectos económicos no son los únicos que invitan a las personas a trabajar en las maquiladoras.  De esta manera, la decisión no ocurre sólo por parte de Hollywood ni de las multinacionales sino que por ejemplo,  también depende de las practices y de las medidas implementadas por el gobierno y la demanda consumista de la gente. Por ello es importante entender que  la globalización “no resulta tan sólo de lo que hacen los gobiernos y organismos intergubernamentales (llamados internacionales), sino también de lo que hacen organizaciones comunitarias, diversos tipos de organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales, de sus políticas, de nuestras políticas” (Mato 172).  Es posible afirmar por lo tanto,  que  las decisiones económicas no son las únicas que rigen los procesos de globalización, sino que éstos son procesos  no unilaterales que dependen también de elementos sociales, culturales y políticos.
      Es mi opinión que dentro del contexto de la globalización articulada como la transformación de los contextos de experiencia social,  el signo Malinche y los extras mexicanos de la obra de Berman funcionan como punto de engarce entre la cultura local y la global.[15]    Estas dos obras permiten que se tome conciencia de que los cambios que ocurren o que deben ocurrir en un país no son únicamente producto de las organizaciones sociales, políticas y culturales, sino que son también responsabilidad de todos los individuos de ese país.
     Por otro lado, en Puerto Rico se pueden apreciar las distintas sensibilidades a que se enfrentan los dramaturgos de la autodenominada Nueva Dramaturgia Puertorriqueña[16]  y cómo la globalización afecta la visión de éstos en cuanto a su relación con el concepto de la construcción de la identidad nacional.  Estos autores exploran y cuestionan la noción de las fronteras sexuales, nacionales e identitarias que postulaban las generaciones anteriores,  e invitan a reconfigurar dichas categorías en los planos de lo político, lo social y lo cultural.  A la misma vez demuestran lo estáticas y lo inútil que resultan las definiciones homogéneas sobre la identidad nacional y sugieren que la posibilidad de poder elegir en el plano de lo político, lo cultural y lo social es lo que le provee autonomía a los puertorriqueños para su supervivencia cultural.  Estos dramaturgos  implican, contrario a generaciones anteriores y a entidades gubernamentales que abogaban por una identidad nacional homogénea, que no existe una identidad puertorriqueña pura ni monolítica y sugieren que es necesario rebasar los límites de los planteamientos o proposiciones hegemónicas sobre la identidad.
     En algunas de las obras de Teresa Marichal, Abniel Marat y Roberto Ramos-Perea, entre otros, contrario a sus predecesores que colocaban en un primer plano la problemática del estatus político de la isla, se llevan a ese primer nivel problemáticas sociales que tienen que ver con los sujetos de comunidades subalternas como lo son los desposeídos, la mujer, los homosexuales y las lesbianas.  Estos dramaturgos se adentran en los problemas sociales de Puerto Rico desde otras perspectivas, dejando a un lado la idea de que éstos provienen o están arraigados a la falta  de una definición del estatus politico de la isla.  Como ejemplo, Teresa Marichal en Paseo al atardecer (1982), revisa y cuestiona los paradigmas culturales mujer/madre, mujer/profesional, y enfatiza las ambigüedades y dualidades inherentes en el mismo ser femenino que vacila y se encuentra escindida entre su función social asignada de ser madre y el ser fiel a sí misma para proveerse la oportunidad o la posibilidad de desarrollarse como profesional.
     Mediante la presencia de personajes contradictorios la dramaturga  propone que el deseo femenino no es maternal ni antimaternal sino que es ambivalente y contradictorio. Marichal, desde su propia subjetividad femenina como madre y escritora, presenta en Paseo al atardecer  a la mujer como un ser escindido entre su identidad y las espectativas socioculturales.  En el texto no se revelan soluciones a este dilema, sólo se sugieren finales alternativos.
     Por otro lado, Abniel Marat en su binomio titulado: El olor de los machos/El olor de las hembras (2000) trata el problema de la violencia, en especial hacia la mujer, los niños y los homosexuales.  El dramaturgo ataca el sistema corrupto y opresor que opera en la Isla en el cual las nociones del bien y del mal están regidas por una sociedad patriarcal.   En El olor de los machos Marat explora los temas del SIDA y algunos de los efectos de la violencia doméstica en los niños. Y en El olor de las hembras, critica el sistema que discrimina contra la mujer y las lesbianas, y que hace caso omiso a la violencia hacia la mujer.  El olor de los machos/ El olor de las hembras muestra cómo en un mundo que se enfrenta a los cambios que provoca la globalización económica, cultural, política y social, es necesario tolerar y aceptar las transformaciones que están ocurriendo en los modos de vivir, en la sexualidad y en la familia nuclear.
     La desintegración familiar por causas económicas y políticas se puede observar en Malasangre (estrenada en 1987)  de Roberto Ramos-Perea. El dramaturgo retoma un tema constante en la literatura isleña: la emigración a Estados Unidos y su álgida contraparte que es la necesidad/obligación del regreso al suelo patrio proveniente de la tradición utópica de la asociación del hombre con la tierra, con el jíbaro, con lo blanco y con la herencia española. [17]   Junto a este dilema, Ramos-Perea  presenta lo intricado de las relaciones personales y matrimoniales como una metáfora que va más allá de la elección dicotómica entre la isla y la diáspora. Además, explora en el plano personal la complejidad de las relaciones matrimoniales que se ven mediatizadas por el desempleo, el machismo, la educación de la mujer, el idealismo, el materialismo y  la emigración.  A la misma vez cuestiona una de las bases ideológicas hegemónicas  preponderantes en la isla, la elección del estatus político, demostrando que con la decisión del estatus no se resolverán los problemas de Puerto Rico ni de los isleños.
     Como en las demás obras de su tradición, Malasangre expone nuevamente el tema de la desintegración familiar, pero ahora esa desintegración no se debe a la falta de educación, sino a la educación de la mujer. Ahora cada uno escoge su paradero, Mario decide regresar y Luna se quedará en Estados Unidos convirtiéndose en parte de las comunidades de la diáspora puertorriqueña que siguen siendo parte integral de la isla por los estrechos lazos sociales, e identitarios, y por sus prácticas culturales.  En Malasangre se expone lo que  Anthony Giddens explica sobre la globalización, que ésta  “es también un fenómeno de ‘aquí adentro,’ que influye en los aspectos íntimos y personales de nuestras vidas. [...] Los sistemas familiares tradicionales están transformándose, o en tensión, en muchas zonas del mundo, sobre todo al exigir las mujeres [los homosexuales y las lesbianas] una mayor igualdad” (24-25).  Luna, la protagonista de Malasangre, le exige a su marido igualdad laboral.  Es la “nueva mujer” que se educa y que quiere ejercer su profesión.  Pero muchos hombres, como Mario, todavía no están listos para enfrentarse a estos cambios sociales, lo que como consecuencia lleva a la desintegración de la pareja.
     En este ensayo se ha examinado brevemente cómo responden, interpretan o se enfrentan algunos dramaturgos latinoamericanos a los procesos de globalización.  A mi parecer las obras comentadas pueden llevarnos a entender la función y la relación de los distintos actores sociales, políticos, económicos y culturales que entran en juego durante los procesos de globalización a nivel local e internacional.  Por ejemplo, Víctor Hugo Rascón Banda y Sabina Berman, a pesar de que enfatizan el factor económico como uno de los principales actores de los procesos de globalización, en sus obras el elemento cultural, social y político, no deja de estar presente.  Del mismo modo, los dramaturgos puertorriqueños escogidos, exploran diferentes perspectivas de las problemáticas sociales que aparecen como consecuencia de los procesos de globalización, sin presentar soluciones específicas o relacionadas con el estatus político de la isla, como se había hecho en generaciones anteriores. Se puede concluir que lo provechoso o no de los procesos de globalización “depende de los contenidos específicos de las representaciones, políticas y programas de acción promovidos por esos otros actores, así como de la información y conciencia que los actores ‘locales’ tengan de esas relaciones y de su autonomía y capacidades de aprendizaje creativo en un mundo cada vez más interrelacionado, y en este sentido cada vez más globalizado” (Mato 172).


[1]  Dra. Laurietz Seda es investigadora y docente en el departamento de Lenguas Clásicas y Modernas de la Universidad de Connecticut.  Ha publicado numerosos estudios, artículos y reseñas en revistas prestigiosas de Estados Unidos, España y Latinoamérica sobre teatro puertorriqueño, cubano, chileno y argentino.  También ha dictado charlas y talleres sobre diversos dramaturgos y aspectos del teatro latinoamericano, en Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, Cuba, México, Venezuela,  Argentina, Alemania y Francia.   Ha publicado la antología La Nueva Dramaturgia Puertorriqueña y co-editado junto a Enrique Mijares Teatro de frontera 11: México/Puerto Rico

[2] Es necesario afirmar que los dramaturgos mexicanos y puertorriqueños escogidos para este estudio no son los únicos que en sus países dialogan con el proceso de la globalización.  Por ejemplo, Luis Mario Moncada, Hugo Salcedo y Luis Eduardo Reyes (México), Carlos Canales y José Luis Ramos Escobar (Puerto Rico) son  autores que también indagan sobre las consecuencias del proceso de la globalización de modos distintos a los aquí presentados.  Para efectos de contraste en este ensayo, es que se han seleccionado  obras que tratan el tema  explícitamente y otras que  se acercan al proceso de la globalización desde una perspectiva menos obvia.
[3] Ximena Agudo y Daniel Mato sugieren que lo importante es entender que la globalización es una tendencia histórica (25).
[4] Por ejemplo, Aldo Ferrer plantea que  “La globalización real es un proceso de largo plazo, que se acelera a partir de la difusión de la revolución industrial en el siglo XIX y adquirió nuevo impulso en la segunda mitad del XX” (1).
[5]García Canclini establece una clara diferencia entre la internacionalización, la transnacionalización y la globalización. La primera “se inicia con las navegaciones transoceánicas y la apertura comercial hacia el Lejano Oriente y América Latina y la consiguiente colonización” (La globalización imaginada 45).  Además, los bienes y los mensajes consumidos en cada país se producían en el mismo país.  La segunda,  se forma por medio de la internacionalización de la economía y la cultura pero crea organismos y empresas cuyas sedes no se rigen exclusivamente a una nación.  En la globalización el papel de la tecnología es importante.  Igualmente se  “requirió que los movimientos transfronterizos de las tecnologías, los bienes y las finanzas fueran acompañados por una intensificación de flujos migratorios y turísticos que favorecen la adquisición de lenguas e imaginarios multiculturales” (La globalización imaginada 46-47).  La globalización por lo tanto,  es “un nuevo régimen de producción del espacio y del tiempo”( La globalización imaginada  47).
[6]Daniel Mato también prefiere utilizar la expresión procesos de globalización por que “nos sirve para designar la manera genérica a los numerosos procesos que resultan de las interrelaciones que establecen entre sí actores sociales a lo ancho y a lo largo del globo y que producen globalización, es decir interrelaciones complejas de alcance crecientemente planetario”  (152).
[7]Para un estudio completo sobre la figura de la Maliche en la literatura ver La Malinche in Mexican Literature: From History to Myth de Sandra Messinger Cypess. 
[8] En La Malinche también se equipara la globalización con el neoliberalismo.  Esta perspectiva,  común en Latinoamérica, concibe la globalización como un fenómeno fundamentalmente económico en que las organizaciones y corporaciones transnacionales apoyadas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Organización Mundial de Comercio, son los actores sociales que definen y promueven el proceso de la globalización.
[9]La traducción es mía.
[10] Estas élites burocráticas están representadas en La Malinche por medio de los diputados del PRI, PAN y PRD.  Irónicamente en las didascalias se apunta que el público estará sentado en los curules de los diputados, lo que indica que éstos son parte de los sectores privilegiados que tienen en sus manos el futuro de la nación.   
[11]La obra se presentó en mayo del 2003, dirigida por Berman. Fue protagonizada por los hermanos Bruno, Odiseo y Demián Bichir quienes alternaban su participación durante la temporada.  La escenografía estuvo a cargo de Philippe Armand, la coreografía de Ruby Tagly y la producción de Isabelle Tardán.
[12]El Tratado de Libre Comercio se pone en vigencia el 1 de enero de 1994.  Es interesante hacer notar que muchas personas en México establecen una ecuación de similitud entre la globalización y las consecuencias económicas  del Tratado de Libre Comercio:
             Llevamos dos lustros de globalización y los resultados están a la vista: quiebra del capital nacional; desempleo generalizado y creciente; caídas cíclicas del poder de compra de sueldos y salarios; educación preescolar, primaria y secundaria cargada de gravísimas deficiencias; continuas y enormes migraciones de grupos que van del campo a las ciudades y de la ciudad y el campo al humillante y cada vez más peligroso bracerismo norteamericano; y en paralelo a una población que se mueve entre la pobreza, la desesperación y la miseria extrema, un círculo privilegiado goza de los muchos fueros vinculados al presidencialismo autoritario que nos rige desde hace largo tiempo.           
Esa es la situación que en lo fundamental ha venido denunciando el pacifista EZLN  desde el 1ro de enero de 1994. (Labastida 1) 
[13]Esto es un ejemplo de lo que ocurre en 1984 bajo el gobierno de Miguel de la Madrid, el cual abre las puertas de México a más de 100 empresas provenientes de Estados Unidos.
[14]Utilizo el término globalización neoliberal para subrayar que la dramaturga equipara la globalización con las políticas neoliberales en las cuales predominan el mercado y la desregulación económica del Estado nacional.  Esta perspectiva concibe la globalización como un fenómeno meramente económico.
[15]Giddens explica que “the intensification of worldwide social relations [...] link distant locations in such a way that local happenings are shaped by events occurring many miles away and viceversa”  (Citado en Pabón 362).
[16]Para más información sobre la Nueva Dramaturgia Puertorriqueña ver por ejemplo de  Roberto Ramos-Perea, “La dramaturgia puertorriqueña: O cómo boxear con la derecha sin parecer izquierdista,” Revista del Ateneo Puertorriqueño 8 (1993):156-172; “Historia personal del Festival de Nuevos Dramaturgos ICP- 1986.”  InterMEDIO de Puerto Rico 2.1-2 (1986):8-14; Perspectiva de la Nueva Dramaturgia Puertorriqueña:Ensayos sobre el Nuevo Teatro Nacional (San Juan, Ateneo Puertorriqueño, 1989), y, Laurietz Seda, “La Nueva Dramaturgia Puertorriqueña en su contexto”en La Nueva Dramaturgia Puertorriqueña (Antología), San Juan, Puerto Rico:LEA, 2003. y “ La Nueva Dramaturgia Puertorriqueña: cruzando fronteras.” en Teatro de Frontera 11: México/Puerto Rico, Durango, México: Espacio Vacío Editorial, 2004.
[17] La carreta de René Marqués es la obra preponderante en el teatro puertorriqueño en cuanto al tema de la emigración y el retorno al suelo patrio.

Obras citadas
Agudo, Ximena Guevara y Daniel Mato.  “Cultura y transformaciones sociales en tiempos de globalización:
Una perspectiva analítica en desarrollo.”  América Latina en tiempos de globalización II:Cultura y transformaciones sociales.  Caracas:  CIPOST- Universidad Central de Venezuela- UNESCO, 2000.
                                          Anderson, Bennedict.  Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism.  London:
                                    New  York: Verso, 1991.
Berman, Sabina.  eXtras2002.  Manuscrito inédito.
___.  “El eufemismo de la globalización.”  Informe mundial sobre la cultura 2000-2001: Diversidad cultural, conflicto y pluralismo.  Madrid: Ediciones Mundi-Prensa/Ediciones UNESCO, 2001.  http://www.crim.unam.mx/cultura/informe “
EFE.  “La Malinche genera polémica cinco siglos después”  El Nuevo Herald.  7 noviembre 1998.
Ferrer, Aldo.  “La globalización , la crisis financiera y América Latina.”  Tiempos Violentos:
Neoliberalismo, globalización y desigualdad en América Latina.  Atilio Boron, Julio Gambina y Naum Misnburg, comps.  Buenos Aires: CLASCO, 1999.  Sala de Lectura Biblioteca Virtual CLASCO. http://www.clasco.org
García Canclini, Néstor.  Consumidores y ciudadanos: Conflictos multiculturales de la globalización. 
México: Grijalbo, 1995.
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